viernes, 12 de septiembre de 2008

Si me sitúo en el centro de la línea
o un poco más abajo, ya cayendo
al hueco donde van disminuyendo
los ojos con la mano y las rodillas


si caigo y no caigo todavía
al precipicio que se está ya abriendo
aunque no quiero verlo, ya estoy viendo
que es sólo un resbalarse en geometría.


O si me suelto, cómo, tan atada
en tanta circunstancia ya metida.
Y olvidándome ya como olvidada


poco importan las reglas de la línea
ni dónde ni en qué punto exacto estoy situada
respecto al ojo abierto de la vida.



(7 agosto 1992)

No hay comentarios: