Esta foto de l965 fue una de las primeras que hice a María de la Luz y marca para mí el inicio de nuestra feliz andadura juntos por muchos años. Su belleza física iba unida a otra interior que se expresaba quietamente por su voz particular y una expresión inteligente. No se exponía frívolamente pero se desenvolvía socialmente con habilidad, a veces con una ironía que desconcertaba a muchos hombres que se le acercaban.
Yo vivía en Nueva York y fue a finales de 1965 de vacaciones en Chile donde la conocí, ya a punto de volver a esa ciudad. Todo fue muy rápido. Una historia de amor en cuatro viñetas, como bien dijo un amigo. Desde el primer día hubo un espontáneo acercamiento por intereses comunes y por los mismos amigos que teníamos. Uno de ellos era su propio hermano, Armando Uribe. A los siete días de salir juntos habíamos decidido casarnos para volver juntos a Nueva York.
Y así fue.
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